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Naty mira al cielo,
sueña sola en la frontera.
Juega con aguayos
mientras piensa otra manera.
Hay montañas, silencios para andar,
hay historias a las que regresar.
Va bailando entre aros de piedra.
Naty mira el cerro
y entre secas va su mente.
Sabe que le arde
que aparezcan de repente
las palabras a las que se rindió,
la mirada con la que se negó
a los brazos que la esperaran siempre.
¡Ay!, mujer de la Quebrada
que a esta altura no hacés pie.
La cornisa que da a la libertad,
entre besos con otra realidad.
Apunada de seguir remontando
un mambo sin final.
Naty mira el hilo
de este río que se agota.
Sabe que si apuesta
no hay más pan que la derrota.
El desierto conquista su dolor,
sin fantasmas, sin pena. Alrededor
de una cinta que gira y gira, eterna.
¡Ay!, mujer de la Quebrada
que a esta altura no hacés pie.
La cornisa que da a la libertad,
entre besos con otra realidad.
Apunada de tanto andar remando
Y ya nunca será igual