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Siente que sana la herida rotando a su vera,
rompe con todo con tal de arropar a su esfera.
Que a veces soñó con estrellas, ahogada en la espera.
Pero sólo lunas sin luz
venían a acostarse contigo.
Si llegaba el día:
"Descuida, que ya se habrán ido."
Dice que no había lugar para tanto "te quiero",
dándose cuenta de que ninguno fue sincero.
Cuándo acabó en el rincón probando mi veneno,
pronto perdió la razón,
la órbita del desconsuelo,
pa pintar un corazón
que nos echara al vuelo
y decirte en el cielo
tanto, tanto "te quiero",
entre besos sinceros.
Me suelta la mano.
Le digo: - Te espero.
Dejando un: - Adiós, mañana nos veremos.
Apenas desapareció y ya la echaba de menos.
Yo que quería pasar
cada noche en su ombligo
y jugar a mecernos entre tanto ruido.
Pero, escondido
entre mis miedos,
dejó un señuelo:
"Pierdo toda cordura enredado en tu pelo,
quiero estar junto a ti hasta el final del sendero
y dibujar con mi aliento en tu piel
lo que siento por dentro."
¿Dónde estuviste éste tiempo?
No paró de preguntar.
Esperando, la contesto.
Nunca sentí nada igual.
Quiero retarme a vivir en las noches de invierno,
dónde solía escribir canciones que no hablan de paz,
poesías de un pobre infeliz.
Ansío llenarme de ti mientras el mundo enfermo
trata de sobrevivir, desnudar la realidad,
devorarte y sonreír.