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Buscaba una oración que despertara admiración
y hasta celos al mejor de los poetas
y me encontré con el cuaderno, la birome
y una fuga inoportuna de ideas.
Estaba tan cansado de saberme un fracasado,
(les juro que yo sé de lo que hablo).
Junté resignación y al fin tomé una decisión.
Me dije: Pablo, vendéle el alma al diablo.
Y bajé unas escaleras hasta el centro de la Tierra,
donde el diablo recibe a las visitas
Tome asiento, por favor, pongase cómodo, señor
me dijo mientras yo lo interrumía:
Seré breve, iré directo al grano,
vengo a proponerle un negocio;
mi alma a cambio de una canción
que me vuelva millonario y famoso.
Y el diablo, delante de mi cara,
se puso a reir a carcajadas.
Después me contestó:
pero vos, ¿quién te crees que sos?,
tu alma para mí no vale nada.
Me voy por donde vine ¿qué importa donde termine?
A mí la vida me ha doblado el brazo.
Me falta inspiración para escribir esa canción
que me saque del fondo de los vasos.
Estaba tan frustrado, tan herido y amargado
(les juro que yo sé de lo que hablo).
Una mañana decidí que no iba más vivir así.
Me dije: Pablo, mandalo todo al diablo
Y salí por la avenida silbando una melodía
cuando en eso se acercó un desconocido:
escucheme señor, deme un minuto, por favor
el diablo había vuelto arrepentido:
Seré breve, iré directo al grano,
vengo a proponerte un negocio:
tu alma a cambio de una canción
que te vuelva millonario y famoso.
Y entonces delante de su cara
Le recordé a su madre y a su hermana
Le dije: ahora ya es muy tarde,
lo lamento por los dos,
porque mi alma la empeñé hace una semana.
La de Mora junto con Piti de Las Pastillas del Abuelo.