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El verano que soñamos y no pudo ser
ha dejado aquí en mis manos el eterno ayer.
Eso que un padre desea no vivir jamas,
es la causa de un insomnio que no ha de cesar.
Duda que taladra el cielo y mata por matar,
certeza que nos asfixia con su nunca mas.
Yo sé que el infierno existe y se ha sentado acá,
a mi lado en esta silla desde que no estas.
No será mi sed diezmada ni mi voluntad,
no será mi furia absuelta ni entera mi paz
hasta que el ultimo diablo pague su impiedad,
hasta que el sueño que amamos se haga realidad.
Hubiésemos hecho nuestro el brillo del sol,
el calor y su silencio, el viento y su voz.
Pero acaso esto es la vida y así se nos va
entre el orgullo, la herida y la libertad.
Quien padece la desdicha de no verte mas
es quien debe, aunque le duela, buscar la verdad.
Yo imaginaré el verano que no pudo ser
y reinventaré tu abrazo para renacer.
No será mi sed diezmada ni mi voluntad,
no será mi furia absuelta ni entera mi paz
hasta que el ultimo diablo pague su impiedad,
hasta que el sueño que amamos se haga realidad.
Hasta que el ultimo diablo pague su impiedad,
hasta que el sueño que amamos se haga realidad.