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Te dedico esta posguerra, este combo de odiseas
que me asalta por las noches desde que no estoy con vos.
Que respiro por contrato, que de oficio hago la cena,
que soy todo lo que falta para el fin de esta canción:
Te dedico esta ruidosa conferencia de fantasmas
que se cuela en mi cabeza apenitas baja el sol.
Es allí cuando recuerdo que nadie pagó la fianza,
soy un preso primerizo -y la noche el pabellón-.
Aunque yo lancé la daga y corté amarra por amarra,
soy también el que no traga y el que exhibe su perdón.
En la vida es tan difícil adecuarse al ser amado,
como amar al adecuado y entender lo que pasó.
Yo que he sido lo que he sido, un sultán de los consejos,
un teórico juicioso de tanta resurrección,
hoy me toca resbalarme en la saliva de mis dichos
y arañar dentro del nicho las maneras del dolor.
[Estribillo:]
Vales de besos retornables, gatillo fácil al amor.
Balas de sal en el semblante de un hipertenso corazón.