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Se dice que, cruzando la avenida la solían ver,
Seduciendo a la vida sin procurar,
Preocupando a la dicha del que dirán
Buscando sin motivo alguno con quien festejar.
Ahí va, mírenla, sin dudar la vergüenza de esta ciudad,
Disfrazada de espanto y humillación,
Ofertando al mercado su condición
Solo buscaba algún mango a costa de su sudor.
Cuanta estúpida maldad, hay en sus vidas,
Hay en sus vidas
Son prejuicios es placer que día a día,
Nos contamina
Sentí su dolor, y sus ojitos tibios en un salón,
Aportando a su día una vianda más,
Degustando mi cuerpo por el rincón
Hay quién dice que disfrutó haciéndole el amor.
Pero llegó ese trágico día que culminó,
Con la historia más triste de las de amor,
Anestesia con furia y sin sabor
Tirada, desnuda, y fría bajo ese sol.
Cuanta estúpida maldad, hay en sus vidas,
Hay en sus vidas
Son prejuicios es placer que día a día,
Nos contamina
Cuanta estúpida maldad, hay en sus vidas,
Hay en sus vidas
Son prejuicios es placer que día a día,
Nos contamina