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Una boricua en Santo Domingo
lee poemas del Gabo y miente mucho, miente mucho,
Y a mí me hace feliz.
Dice que el cielo en Nicaragua
Le enseñó a confiar en nadie, en nadie, en nadie.
Y a mí me hace feliz.
Y así pasan los días que esperaba sean nuestros.
Sin impuestos a vivir, mis cien años de libertad.
Acariciaba su flequillo,
con un amor tan propio de andar sola por el mundo, por ahí
Y a mi me hace feliz.
Haciendo tiempo en aeropuertos donde hay vuelos
que nunca salen tarde, y tampoco, y tampoco
van donde yo voy.
Y así pasan los días que esperaba sean nuestros.
Sin impuestos a vivir, mis cien años de libertad.
No voy a hablar de París, menos de España.
Dibuja tu cicatriz, mi telaraña.
Voy a cantarle a un país, a sus hazañas,
con el calor de raíz, hasta en las montañas.
Una boricua en Santo Domingo
lee poemas del Gabo y miente mucho, miente mucho,
Y a mi me hace feliz,
Dice que el cielo en Nicaragua
le enseñó a confiar en nadie, en nadie, en nadie
Y a mi me hace feliz.
Y así pasan los días que esperaba sean nuestros.
Sin impuestos a vivir, mis cien años de libertad.