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El ruso le decían
en el bajo mundo de Medellín
de todos los del negocio
tan sólo él pudo sobrevivir
estatura mediana,
de espaldas anchas, look militar,
la ropa toda de marca,
colonia Jean Paul de la original
La cosa empezó de niño
al cambiar el pueblo por la ciudad
como el estudio no paga
dejó la escuela por callejear
y como siempre en la vida
el que algo busca algo va a encontrar
le presentaron a un duro
y de ahí pa delante fue criminal
Andando el 93
en plena época de Pablo Escobar
el ruso truena la moto
porque alguien tiene cerca el final
no calculó que la ley
le seguía el rastro de meses atrás
y terminando la vuelta
lo capturaron sin más
treinta y un años de condena
le dieron en Bellavista
y de pensar que sería un viejo
si es que algún día salía
decidió que era mejor
morir que seguir viviendo
y en una tarde de hastío
se puso la soga al cuello
Pero las cosas le salieron mal,
o mejor dicho le salieron bien...
no se pudo matar el ruso
nunca ha entendido por qué
el caso es que le pareció
que algún motivo tenía que haber
para que siguiera con vida
casi habiendo muerto
más de una vez
Se encerró en el calabozo
y cerró los ojos con fuerza
a pulmón entero gritó
no le importó que lo oyeran
Jesús, sin en verdad existes
ven y rescátame ya
sólo tú me puedes limpiar
de mi tremenda maldad
Desde esta historia que cuento
han pasado dieciséis años
nadie la imagina cuando
al Ruso oye predicando
recorre las mismas calles
en las que un día hizo tanto daño
ahora con una Biblia
y una sonrisa en los labios
De puerta en puerta golpea
y algunos lo reconocen
se asustan pero al instante
ven que ahora es otro hombre
fui delincuente les dice
pero Dios me transformó
y hoy vengo para invitarlos
a que conozcan su amor
¡Ay! que conozcan su amor
Porque de tal manera nos ama
(¡Ay! que conozcan su amor)
que dio a su Hijo unigénito
(¡Ay! que conozcan su amor)
para que todo el que crea en él
(¡Ay! que conozcan su amor)
no se pierda, y tenga vida eterna
(¡Ay! que conozcan su amor)
Pregúntale al Ruso, te puede contar
(¡Ay! que conozcan su amor)
salió del infierno de vuelta al hogar
(¡Ay! que conozcan su amor)
en un barrio humilde lo encontrarás
(¡Ay! que conozcan su amor)
No le digas Ruso,
que ahora es Julián.