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Mujer bonita es la que lucha, se murmura.
¿Qué diremos de tu rabia inquebrantable?
Tú has conseguido que la tuya sea la afable
que se pinta con el fango la hermosura.
Tú no sabes lo que te admira mi agonía,
lo que sufro con tu más preciada herida.
Tú no especulas con la riña ensimismada
aún penando la más triste desbandada.
Te abraza mi raza y se suma a la caza
del rifle que empuña el descaro.
Te aguanta quien canta con triste garganta
y sostiene tu puño apretado.
Tú que elegiste resolver como aventura
Esa contienda con Satán y sus secuaces.
Tú, que le muestras un cuchillo a sus diabluras
y le sonríes a quien sangra nimiedades.
Y tú, que has alcanzado trascender esa emergencia,
y que colmaste sus tinieblas de almas buenas.
Tú más que nadie merecías mi aspaviento.
Tú, mas que nadie, damisela, de mi aliento.
Te abraza mi raza y se suma a la caza
del rifle que empuña el descaro.
Te aguanta quien canta con triste garganta
y sostiene tu puño apretado
que acuño con enfado y gruño a tu lado.