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Vestida de rojo,
en punto a las diez podré conocerte al fondo del bar,
después de escribirnos quince cartas al mes,
en tu última carta por fin una cita a ciegas.
Frente al espejo no me veo tan guapo,
te he dicho que soy un poquito más alto
y sé que tu nombre no es Galilea,
si es guapa, si es fea a mi me da igual.
Galilea, qué fortuna la mía, me he quedado contigo,
con la chica más dulce, mi amiga por vía postal
Galilea, qué fortuna la mía, voy a verte de veras
y por fin conocer tu mirada y tu nombre real,
La marea me va subiendo fuerte por la espalda
no me falles, las cosas buenas pasan sólo una vez.
Un hueco vacío en el fondo del bar,
los nervios a tope y que suenan las diez
la puerta se abre y una sombra me mira,
es ella, no es ella, lo se, no lo se.
Galilea, qué fortuna la mía, me he quedado contigo,
con la chica más dulce, mi amiga por vía postal
Galilea, qué fortuna la mía, voy a verte de veras
y por fin conocer tu mirada y tu nombre real,
La marea me va subiendo fuerte por la espalda
no me falles, las cosas buenas pasan sólo una vez.