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Hay que saber cuando salir
Y hay que saber dejar ir
Cuando tus ganas son más fuertes que todo
y sin embargo no ganas
No escuches su voz
No veas sus lágrimas caer
No escuches sus mil y un porque
No escuches su voz
Date cuenta que tu arma dejó de ser
una espada para ser un alambre
que usas para atar
los pedazos de tu corazón
Y te cansas de rebotar
siempre contra la misma pared
Pero tu intento sin enojo
es un esfuerzo sin motor
No escuches su voz
No borres lo que te hizo sufrir
No digas que nunca estuvo allí
No escuches su voz
No sientas sus dedos en tu piel
Ni su abrazo esperándote
No escuches su voz
No veas sus lágrimas caer
No escuches sus mil y un porque
No escuches su voz