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He pagado lo que debo,
ya se pueden cancelar
mis deudas de don nadie,
mis palabras de vaivén.
Carta blanca
pasaporte
y poco más que añadir.
Sé que hasta hoy
no he mirado
ni una pizca por mi
a pesar de caminar
en solitario
siempre he andado por ti.
No son nubes de verano
tienen la velocidad
de la sangre que circula
por mis venas, es decir
de un estanque
de un pantano
es mi eterna indecisión.
¡Bien! cada cual
pide aquello
que es de su propiedad,
pero a mí, a mí,
quién me paga
mi ración doble de soledad
(y mi mal nombre...).