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Tan frágil y pequeña que se pudo romper, la tuve entre mis manos y en mis brazos la acuné, y al saciar su sed montó en un suspiro y no la volví a ver. Aparece en mis sueños recordando que una vez fuimos dos de tres.
¿Quién me dio noches tan eternas como tú? ¿Quién sabrá si alumbrando el camino das coces al destino y te perderás?
¿Que pasará por tu cabeza? Cuéntamelo cuando amanezca y, mientras tanto, quédate cerca.
Mi suerte y mi tortura si consigo olvidar aquel "pecao" divino con carita angelical que aún me hace temblar. Le asusta lo tranquilo y no la pude parar saltó por mi ventana buscando su libertad como un animal.
Esta vida se nos va y la tendrás que aprovechar, pon en marcha tu motor que este tren no va a esperar.