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Vendabal de nostalgia me alimmenta
cuando te oigo hablar,
llega el blanco y verde de las cosas nuestras,
llega el cafelito bueno del sofá.
Si ya lo sé, que tendría que cuidarme,
pero tu también.
El cansancio lo curaste sin palabras,
mi canción quiere curarte a tí también.
Tú eres mi salvación,
mi primavera cuando llueve la distancia en mí.
Háblame para que vea las maravillas que hay en tí.
Montañas de sal, tu marinero en alta mar.
El beso eterno en el salón,
y la alegría del poniente de tu mano.
Tanto corazón en tu vientre azul, llenando tantas vidas.
Qué sería de nosotros si no estás.
Mi capitán mi flamenco cuando aprendo cada día de tí.
Aún recuerdo que en tu sombra me gustaba mirar muelles,
ver a los barquitos venir.
Eres mi salvación, mi primavera cuando llueve la distancia en mí.
Háblame para que vea las maravillas que hay en tí.
Montañas de sal, tu marinera enamora.
Una candela con el son de un cantecito de levante, rompiendo la noche.
En la inmensidad de tu plenitut,
siempre encuentro la calma.
Que tu brisa no me deje de soplar,
montañas de sal, mi luz, mi puerto, mi lugar, un pedacito de mi ser.
Refugio en la deriva de esta vida,
que me arrastra cada amanecer, cada atardecer.
Yo vuelvo a navegarte con mi barco
y mi guitarra de papel, de papel.