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I
No te apenes corazón
si te sientes encarcelao,
que aquí sobra devoción
porque Tú eres la razón
de sentirme enamorao.
No te apenes corazón
si te sientes encarcelao.
Si adornaron tu camino
con alambres y con espinos
y estrecharon tus vereas,
nosotros siempre contigo
nosotros siempre a Tu vera.
No te apenes Reina mía,
no eches cuenta a esa condena,
vamos rumbo a esas marismas
que por Tí se muere Huelva
y Tú por Huelva suspiras.
II
Ese amor del peregrino
esperando en la explanada
no quedarás en olvido,
aunque sigas de testigo
ya no sientes la pisadas.
Ese amor del peregrino
esperando en la explanada.
Eran tiempos de frescura,
de vivencias y de locura
cuando Huelva alli paraba,
de emoción y de dulzura,
de oración y de plegaria.
No te apenes Reina mía,
no eches cuenta a esa condena,
vamos rumbo a esas marismas
que por Tí se muere Huelva
y Tú por Huelva suspiras.
III
Se apagó por un momento
la luz que nos alumbraba
y la vida fue un tormento,
entre escombros y sufrimiento
dando gritos te llamaba.
Se apagó por un momento
la luz que nos alumbraba.
Y la luz vino contigo,
arropándome a los míos
bajo el sol de Tu mirada
y la fe brotó en suspiro
y todo a cambio de nada.
Pídeme lo que Tú quieras,
Tú cambiastes mi amargura
por amor de primavera,
si Tú me pides la luna
la traigo adorná de estrellas.
IV
Dios te salve a ti Pastora
Madre de mis esperanzas,
porque Tú eres mi Señora
de mi cielo la Paloma,
el aliento de mi alma.
Dios te salve a ti pastora
madre de mis esperanzas.
La gran suerte de mi vida
unos padres que en su día
me dieron sus devociones,
me enseñaron tus marismas
y a entregarte mis amores.
Pídeme lo que Tú quieras,
Tú cambiastes mi amargura
por amor de primavera,
si Tú me pides la luna
la traigo adorná de estrellas