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De pie frente a mi lapida te ves
como el angel que siempre estuvo alli
llorando con la lluvia, mes a mes,
preparando este lecho para mi,
noche a noche, de hinojos, cada flor
abonando el pálido jardín
donde, trémula, mi alma sin calor
despierta entre jazmines cada abril
Por gracia de tus manos y tus pies,
tus ojos y rodillas, me volví
habitante del aire junto ti.
Aunque ya no soy nada, como ves,
polvo soy porque polvo siempre fuí,
pero el polvo que soy huele a jazmín.