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Cada vez que nos mira pienso que no hay razón
para hablarle soñando pisándolo a traición.
Proponer la utopía nunca ha estado de más
por si acaso bajemos sin parar de pensar.
Dónde escondieron la armonía
del humano que no está
bailando solo.
Ni las caricias de una brisa
cambiarán este calor
por aire fresco
Y entre lo que dicen, lo que veo, yo ya tengo
suficiente para echarme a llorar.
Basta con marcharse a mi cabeza si no pienso
y tu cuerpo ya se ha sentado a esperar.
Aplaudamos al brazo que cogió sin pensar
la maleta del tonto que no supo ni andar.
Que le daban la cena siempre a hora de comer
con la vista tan corta que no supo entender.
Que a donde apuntaba su mira
no es tan solo otro farol para cansarle.
Ni las caricias de una brisa
cambiarán este calor por aire fresco.
Y entre lo que dicen, lo que veo, yo ya tengo
suficiente para echarme a llorar.
Basta con marcharse a mi cabeza si no pienso
y tu cuerpo ya se ha sentado a esperar.