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¿Cuántas vértebras tenés? ― Preguntaron a su lado.
Dos o tres. ¿Qué más querés? ― Contestó malhumorado.
Y así los vieron caminar juntos, tomaditos de la mano.
Aunque esta vez tan blanca boda parecía un funeral.
¡Y ahora de qué te sirve ser el último de la fila!
No sabés qué hacer con vos ni tus propias heridas.
¿Cuántas manos soportás? ― Aferrado a tus petacas.
Sin gritarles "nunca más" ― para que rían sus caras.
Bomberos falsos, abrigaditos, no te dejarán solito.
Te dan el pesto sin los fideos ¡Y a la cama sin cenar!
¡Y ahora de qué te sirve ser el último de la fila!
No sabés qué hacer con vos ni tus propias heridas.
El cuento sigue con tus memorias, que conocen bien la historia.
Calles azules son tu secreto que no vas a revelar.
¡Y ahora de qué te sirve ser el último de la fila!
No sabés que hacer con vos ni tus propias heridas.
La, la, la, la, la