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El hombre que yo quiero, padre, ya tiene novia:
tiene los ojos rasgaos, la cinturita de mimbre,
padre, es un dardo clavao;
ay, padrecito, ya tiene novia el hombre del que yo me he enamorao.
Lo tienes que dejar, hija, que es malo pa los tres,
lo tienes que dejar aunque sea el más listo de la universidad.
ESTRIBILLO:
- Déjalo, que tiene novia.
- Padre, me muero por él.
- Hija, que ya tiene novia.
- Padre, yo me enamoré de mi maestro de historia.
Ya saben mis amigas, padre, que yo lo quiero;
Dicen que hoy me he quedao con la mirada perdía,
con el corazón parao:
ay, padrecito, tanto lo quiero que me parece que de mí se ha enamorao.
Eso es cosa de dos, hija, eso no puede ser,
no quiero ni pensar que un amor imposible te haga de llorar.
(ESTRIBILLO)
Entre medio de mis libros, padre, llevo su nombre.
Hija, no hables con él,
que muchas veces los hombres que descubren un querer
ay, niña mía, borra ese nombre, que yo no quiero verte padecer.
No lo puedo olvidar, padre, si un día no lo veo,
no lo puedo olvidar, ay, se me derrumba el techo de la universidad.
(ESTRIBILLO)
Los apuntes que me traigo, padre, son mi alegría:
repasando he recordao lo lindo que lo decía
y otra vez me he enamorao,
ay, padrecito, es mi alegría, te juro que no sé lo que me ha dao.
Lo tienes que dejar, hija, enamórate otra vez,
lo tienes que olvidar; no busques más la piedra para tropezar.
(ESTRIBILLO)