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En el siglo dieciocho en París hizo furor
el Barón de Bide, famosísimo inventor.
El Barón especulaba con la posibilidad
de tomar baños de asiento sin perder la dignidad.
En las fuentes de Versalles contempló con estupor
a unos patos arrimar el culo a un surtidor.
Y exclamó el señor "Mesié": ¡Eureka! Je le encontré
Ohlalá! Oh! mondié!
je feré une filigrane
que serà una palangane
con el chorro incorporé!
Con la excusa del diseño el Barón el muy truhán
se pegaba el gran filete con madame de Chateaubriand.
La eficacia del invento alcanzó tal dimensión
que en la corte del gabacho desdenció la polución.
Insaciable el populacho exigía su bidé
para poderse lavar sentado y no de pie.
Y salieron en cuadrilla y tomaron la bastilla
¿Quesquesé se merdé??? preguntaba la nobleza,
la revolución francesa, ¿Quesque vous avez pensé?
Se instauró le egalité, liberté y fraternité
y en Parín no quedó ni un trasero sin bidé.
Y así gracias a Danton, a Marat y a Robespierre
las madamas de la Francia, se lavan la "pomme de terre"
Y el Barón por este invento las naciones honrarán
como al conde de Foi-gras y al Marqués de Croissant.
Y este es el relato exacto del Barón y su artefacto.
Y jamás hallarás sensación más refrescante
por detrás y por delante, por delante y por detrás.