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Te paraban y te preguntaban
quién sos y dónde trabajabas.
Y no les niegues que ellos tienen el poder,
y no les niegues que ellos tienen el poder...
Y empezaron a faltar
corazones de verdad,
corazones inocentes
están mal.
Gritemos un poco más,
que escuchen la libertad,
gritémosle al silencio
que es fatal.
Y sólo te iban a asustar
porque tenían algo más,
esos poderes de metal,
que te hacían ocultar.