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Su corazón nos llama,
harto de desconsuelo
y con miradas de dolor.
Aún quedan rescoldos
en nuestros recuerdos;
hombres y mujeres
que su vida dieron.
Y piden memoria,
que nunca olvidemos
los muertos comunes
que son nuestros muertos,
la noche y el día,
la niebla y la puesta de sol.
Hoy debemos recordar,
voces que no callarán
las vidas que se quedaron.
No podemos, ni queremos
olvidar.
Y el sol ya no se pone
hasta que los despertemos.
Pa´que no se repita la historia
que ellos vivieron.
Y el sol ya no se pone
pa´que los desenterremos.
Pa´que los verdugos no vivan
sin remordimientos.
En la casa del olvido,
nunca habita la memoria
y la historia envejece en su salón.
En la casa del olvido,
los recuerdos sólo duermen
con las nanas que cantó aquel dictador.