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En algún momento pienso
que estoy harto de pensar,
pero luego pienso bien
y sigo pensando más.
de tus manos los golpes
y en mis carnes el sufrir,
pero no pienses tú con esto
de librarte de morir.
Grito con la misma fuerza
que gritaba el otro día,
si no grito con la boca,
grabando la sangre mía.
si mi sangre se derrama,
me consuelo yo al pensar
que oye el pueblo mi voz
y sigue mi voluntad.
Si sólo por tu sangre miras,
¿cómo quieres gobernar?
Nunca te has puesto a pensar
que hay cuerpos que no respiran
porque el aire no les da.
¡Porque el aire no les da!
Pero temo desbocarme
por si a los muertos levanto
cuando mi grito se alarme.