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Por la misma vereda donde perdí un amigo
hoy veo aparecer a hombres de civil
que dicen que se alimentaran con la
sangre de mis heridas
pero el ruido de mi caída ellos nunca
lo escucharan
Por aquella vereda donde se fue mi amigo
hoy veo nuevas sombras, oscuras y atractivas
que enseñan algo que yo invente y vende
lo que siempre fue mío
pero nada de lo que digo, ellos nunca entenderán
Son vendedores de fama, son dueños de la prisión
no jugarán con mi alma, no existe resignación