Hice lo que había que hacer

Siempre supe que ibas a pagar todos tus actos donde no te puedas esconder. Hoy puedo mirar al cielo con la frente en alto porque hice lo que había que hacer. Nunca lo dudé y aunque me guarde tu retrato, hombre, en mis manos fue un placer. Mañana será otro día en el que muera el llanto sobre los recuerdos del ayer.
Hoy no te podés esconder, mientras escapo, arrastro las secuelas que recuerdo del ayer. Cada puñalada ensangrentada representa el odio, el repudio de mis puños, también el volver. Sufrir, llorar, maldecir y padecer. Sólo corro, busco un escondite y mientras tanto, que responder.
Si alguien pregunta, no sé que digo y si me encuentran, si se dan cuenta, estoy perdido. Muy perseguido, sigo corriendo. Duelen las piernas y esta conciencia me está matando, tengo miles de preguntas en mi mente. Si dejé huellas, y si voy preso o no… ¿Qué estoy pensando? Ya no sé a donde escapar, estoy perdido, tengo sed, no puedo más. Me falta oxígeno y estos latidos me están matando, muy confundido, muy exaltado. Mi cara manchada con sangre, igual mis manos, igual mi ropa. Y la salida, inalcanzable.
Terminé con una vida confundida en mi cabeza, encima me siento culpable. Pero al recordar esas tardes en familia, esas peleas con mi hermana, nunca más pude tener. Y me arrepiento de esa tardanza pero al fin llegó éste día en donde cobré mi venganza.
Siempre supe que ibas a pagar todos tus actos donde no te puedas esconder. Hoy puedo mirar al cielo con la frente en alto porque hice lo que había que hacer. Nunca lo dudé y aunque me guarde tu retrato, hombre, en mis manos fue un placer. Mañana será otro día en el que muera el llanto sobre los recuerdos del ayer.
Hice lo que había que hacer, no me arrepiento por tener que ser culpable de un asesinato, que desato, que atormento y arrebato. Al maltrato tuve que acceder. Sólo debo correr, doblar en esta esquina, no enloquecer. La libustrina me va a tapar, la oscuridad no va a dejar que vuelva atrás, voy a escapar y tratar de bajar la adrenalina.
Suena cínico, que cínico no ser mi nombre, hombre, en mis manos fue un placer. Fui tan cítrico que sentí tu retorcer en donde se esconde y acabas de fallecer.
Esquivando la sirena y escapando de la escena, repasando en cadena y recordando como fue. Respirando sin problema trato de cambiar mi esquema porque no provoca pena y frena poca peste de. Éste tipo hizo que entre un colapso, me absorbió y accionó furia en tan corto lapso, que si repaso paso a paso, es igual. Vuelvo a dar aquel escopetazo y trazar su final.
Aunque no me devuelva la felicidad, juré no tener piedad, juré por la dignidad.
Esta noche donde nadie en paz descansa, me regaló un cartucho para tomar mi venganza
Siempre supe que ibas a pagar todos tus actos donde no te puedas esconder. Hoy puedo mirar al cielo con la frente en alto porque hice lo que había que hacer. Nunca lo dudé y aunque me guarde tu retrato, hombre, en mis manos fue un placer. Mañana será otro día en el que muera el llanto sobre los recuerdos del ayer.
El que las hace las paga. El que avisa no traiciona. El que a hierro mata, a hierro muere.
Y si es venganza por lo mío te arranco la vida con las manos sin importar quedar encerrado en un lugar lleno de vacío.
Las cosas claras: mato y muero por los míos.