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Tengo sed, más que ganas de comer,
quiero mojar mis labios en agua antes de beber,
tengo aún el sabor de cuando despiertas,
hace bastante calor incluso si dejas la puerta abierta.
Apoyado en una cama escribiendo lo que me pasa,
se huele bien en todas las casas,
sé que esto no es nada,
pero puedo imaginar
lo que sienten los que no comen en varios días más.
La frase que más uso es: "Qué calor joder",
al menos podemos comer al anochecer,
hasta las tres y media de la madrugada,
después de sonada,
sólo dormir hasta la mañana o por la tarde,
y eso por cambiar de
costumbres, personas, comidas, lugares, idiomas y parques,
distinta cultura y un Dios al que han de rezar,
familias unidas, nadie por enderezar.
Todos tienen algo por lo que vivir,
y todos vienen a la casa si saben que hay un enfermo aquí,
no quieren ver la televisión,
tienen cosas más importantes en las que centrar su atención,
a un policía lo podría sobornar
y el dinero que le daría sería pa' el hogar,
porque tiene varios hijos y una mujer que cuidar,
y sus hijos limpian zapatos en la puerta de un bar.
Si no tienes dinero sales y vendes lo que sea,
dónde sea, cómo sea,
y nada más que hablar,
aquí existen los de arriba,
pero los de abajo tienen más poder,
y eso en España nunca pasará.
Casi todos andan por la carretera,
ocupan las sillas del café toda la acera,
los perros y gatos suelen vivir en la calle,
no hay personas que los cojan y aquí no existen perreras.