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A sangre y fuego. A sangre y fuego.
Hoy el imperio nos exige cordura.
Mucha más de la que es capaz de admitir esta locura.
Hoy más que nunca impone calma y paciencia.
Dicho en otras palabras: la obediencia debe ser ciega.
Le importa más el beneficio... y que sangre quien sangre.
Le atrae mucho más la eficacia que el hombre y que el hambre.
Le inquietan más los dividendos que nada y que nadie.
Dos son sus objetivos: crecer y multiplicarse.
A la fuerza y por la fuerza su fuerza se refuerza.
A la fuerza y por la fuerza su fuerza se refuerza.
OiOiOiOiOiOiOi!
Hoy el imperio nos reclama prudencia.
Basta con que nuestras demandas no superen nunca su oferta.
Hoy más que nunca insiste en tener cautela.
Está en juego su propia supervivencia.
Le importa más garantizar su eternidad que el futuro.
Le inspira más su buena dicha que su mala conciencia.
Le condicionan más las cuentas que tenernos en cuenta.
Dos son sus objetivos: crecer y dividirnos.
A la fuerza y por la fuerza su fuerza se refuerza.
A la fuerza y por la fuerza su fuerza se refuerza.
Sin otra razón, que la sin razón.
Sin otra razón, que la sin razón.
No hay equilibrio que contenga este desequilibrio.
Ni más remedio que ponerle remedio.
No hay más camino que abrir nuevos caminos.
Ni más salida que salir de este infierno.
A sangre y fuego.
A base de sangre y a base de fuego.
A sangre y fuego.
A base de sangre y a base de fuego.
Si con la fuerza levantaron su Imperio,
con esa misma fuerza lo destruiremos.
A sangre y fuego.
Será el principio del final de su Imperio.
A sangre y fuego.
Será el principio del final de este Infierno.