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Cuando niño me enseñaron que los indios de esta tierra pelearon junto al general y que fueron muy valientes, cerrar filas con uñas y dientes peleando por la libertad.
Que después fueron muriendo, fueron desapareciendo, que los últimos Charrúas en Paris encontraron su tumba Y yo le agradecí a nuestra historia por haberme enseñado a admirar a los hombres que amaron la tierra y que la defendieron con su dignidad.
Los años fueron pasando, de a poco me fui enterando cual era la pura verdad. Esta tierra prometida fue un negocio de por vida de unos pocos y de nadie más.
La traición de Rivera y su gente.
La codicia del terrateniente.
La mecha para matar al Charrúa por no someterse jamás.
A veces se escribe la historia con cuestionable proceder
para destripar la memoria de puño y letra del poder.
En Mataojos y Salsipuedes la historia de negro vistió.
Genocidio en manos de cobardes la sangre inocente de nuevo corrió.
Si la historia la escriben los hombres que cobarde me vino a contar esta historia que encubre traidores y que solo contaron por la mitad.