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Prepárense, que vamos a partir.
Este es el tren de la muerte que cruza por la vida.
Vamos a escapar de la nostalgia que nos condena al pasado.
Basta de parientes que nos extorsionan con enfermedades.
¿Qué nos importa el viejo que fuma y fuma y fuma sentado en el umbral?
¿Qué nos importa Malena que llora como ninguna?
¡ Chao a la casita de los viejos ¡ ,
a la esquina donde se pudren los mejores frutos de la vida.
Vamos a despertar la canción del presente para no perder el tren de la eternidad.
Este es el viaje más terrible, el más maravilloso, el más delicioso,
el más absurdo, el más alucinante.
¡Adelante!, pueden subir todos.
Sólo es necesario que hayan nacido,
No importa dónde: en los barrios caros o en los barrios bajos.
Hijos de generales o degenerados.
Explotadores, explotados, dirigentes, dirigidos, presidentes o presidiarios.
Este es el viaje más extraordinario;
Vean qué espectáculo:
A la derecha los reaccionarios, a la izquierda los revolucionarios.
en el medio los hombres, los que deciden su propia vida,
es decir, tres o cuatro.
Enciendan el fuego que comenzó la fiesta, traigan el vino y los tambores,
desaten a la alegría, liberen a la pasión.
Canten y bailen con furia quijotesca, con la misma convicción del Bautista o de Moisés.
Hagan las cosas sólo por amor, porque el que trabaja en lo que no ama,
aunque lo haga todo el día es un desocupado.
Hagan el amor a las mujeres en los ómnibus y en la playas,
a las buenas y a las malas, por la buenas y por las malas.
Y en 9 meses nacerán hijos locos, benditamente locos
y por locos tan libres y por libres tan bellos
que harán un paraíso de este maldito infierno, donde las banderas se pudren
patrióticamente y las madres alimentan a sus hijos para la guerra.
Yo los conozco; hace mucho tiempo que andamos a la deriva en el mar del tiempo.
No sé si se acuerdan de mí. Yo soy Facundo Cabral y ahí no termina la cosa.
Yo soy el hijo de Sara y con eso es suficiente.
Soy el orgullo de mi abuela que es la vergüenza de mi familia.
Por mi abuela comencé a leer la Biblia a la altura de la Magdalena.
Solía decir: "decirle que no a una propuesta de amor es decirle que no al mismísimo
Dios de los Cielos que es el mismísimo amor y yo soy una mujer creyente y respetuosa del Señor"
Mi abuela pensaba que hacer el amor alargaba la vida. Por eso le llamaba la atención que
Borges haya vivido tantos años (por lo menos escribió, hay gente que ni eso).
Soy la peor parte de Isabel que es mi mejor parte.
Ella no puede vivir sin mí y yo la comprendo porque yo tampoco puedo vivir sin mí.
Soy el cantor de un pueblo que no me pertenece. En mi caso si se calla el cantor no pasa nada.
Es decir, que estoy gozando de los serenos privilegios del anonimato.
Y a mi edad con derecho a los incoloros privilegios
del escepticismo. A pensar como pensaba Mark Twain en su madurez que decía:
"A mi edad cuando me presentan a alguien ya no me importa si es bueno, malo, rico, pobre,
negro, blanco, judío, musulmán o cristiano. Me basta y me sobra con que sea un ser humano...
peor cosa no podría ser".
Soy moderadamente argentino y exageradamente Cabral. Algo así como un sargento
underground. Y por mi parte sargento hay gente que me odia: "Mirá por salvar a ese que
salvó cuantos vinieron detrás".
Estoy asombrado de ser parte del asombroso universo y orgulloso del hambre que me mantiene despierto.
Soy inventor de mí mismo, porque esa es la tarea que me ha encomendado el Señor.
El Señor o el diablo, porque son la misma cosa. El diablo es un seudónimo que tiene el
Señor para cuando tiene que crear alguna cosa de dudosa moral para no quemar su buen
nombre, utiliza el seudónimo.
Soy repetidor de Whitman: " me canto y me celebro, me celebro y me canto. Y si me canto
y me celebro, te celebro y te canto, porque cada átomo que me pertenece, te pertenece,
porque cada átomo que te pertenece, me pertenece, porque tú y yo somos la misma cosa",
decía el viejo Whitman.
Y me acuerdo porque la primera condición que debe tener un cantor es buena memoria.
Que Tagore decía que cuando el hombre trabaja Dios lo respeta, pero cuando el hombre
canta Dios... lo ama.
El pobre que anda sin copla por esta vida prestada, más que pobre es un fantasma y más que un fantasma es nada.
Vamos cruzando por la vida en el tren de la muerte, viendo como el progreso acaba con la
gente.
Cuando el tiempo de los claveles regreso contento donde María cultiva el arte mayor de las
hogueras, es decir, Andalucía.
Alguna vez nos presentaron a una condesa por ahí, a aquel dilecto amigo que fue Jorge Cafrune y a mí.
El turco la miraba a la condesa, la condesa lo miraba al turco. Estaba tan asombrado el uno como el otro.
--¿Qué será eso?
El señor que nos la presentó dijo:
"Es una gran mujer, acaba de donar un terreno de su familia para que el municipio de Sevilla haga
un parque público. Y el turco le dijo sin dejar de mirarla:
--"¿donó o devolvió?".
Me detengo en México donde siempre hay algo para celebrar:
"Nos vamos a echar unos tragos, pero sin exagerar... sólo hasta caernos.
Porque no es de caballeros andar bebiendo en el suelo."
"Si el vino te hace mal para el trabajo, pues deja el trabajo."
"Pues fíjate si será malo el trabajo que deben pagarte para que lo hagas."
"Yo nunca le pude decir a mi mujer que era una imbécil porque no me hubiese entendido."
"Y Dios creó a la mujer y ella le dijo: mi Señor, si María concibió sin pecar, ¿no podría yo pecar sin concebir?"
"El diablo sabe por diablo, pero más sabe por Freud".
Me detengo en San Francisco donde siempre hay algo para oír, por lo menos cuando
Krishnamurti anda cerca.
Ese que bien sabe que la revolución fundamental es revolucionarse.
Me detengo en Creta donde siempre hay algo para amar.
Me detengo en Jerusalén donde siempre hay algo que aprender, incluso no acabar con
Beiruth.
Levanto la voz en Italia y hago silencio en la India.
Porque soy y vivo en el presente, porque estoy hecho de sueños y de flores, de vacío,
de vino y de trigo me llaman el Hombre. Es cierto que soy polvo sagrado yo, aunque Tú sabes
mi Señor que cuando digo "yo soy" estoy diciendo "Tú eres", invicto, innombrable.
Altísimo Señor no te preocupes por el pan nuestro de cada día que eso es cosa nuestra,
para eso somos hombres. Pero no nos dejes sin el sueño de cada noche porque sin él nada somos
nosotros que tal vez sólo seamos un sueño que Tú sueñas.
Amado Señor:
Padre Nuestro que estás en el surco,
sacrificados seres nosotros, así en la Tierra como en el agua,
el pan nuestro de cada día ablándanos hoy
y perdona nuestras deudas así como nosotros, no sé por qué,
perdonamos a nuestros deudores
y déjanos caer en la tentación de terminar con todos ellos.
Mas líbranos de Camps,
Amén.
En el nombre del fraude, del fisco y los Esclavos Unidos, Okey !
[canto] Perdóname, Señor, pero a veces me canso, de ser un ciudadano.
Me cansa la ciudad, las oficinas, me cansa la familia y la economía.
La familia, mi Señor, ese vía crucis de parientes, esa miseria en cooperativa.
Madre hay una sola, Señor ... y justo vino a tocarme a mí ¡¡¿?!!
[canto] Perdóname, Señor, estoy harto de este infierno,
este mercado mediocre, donde todos tienen precio.
Perdóname, Señor, pero yo me iré contigo,
por tus montañas, tus mares y tus ríos.
Perdóname, Señor, pero a veces pienso
que tienes para mí algo mejor que esto.
Perdóname, Señor, no quiero ser un ciudadano,
yo quiero ser un hombre, como me has creado.
Vamos cruzando por la vida en el tren de la muerte, viendo como el progreso acaba
con la gente.
En el mundo comprobé que hay un tal para cual
y que cada uno encuentra lo que quiere encontrar.
El hombre tiene mujeres y el gerente secretarias.
El rico tiene problemas y el pobre tiene ganas.
Me escapé de la Rosario que se hace la moralista,
porque ella es virgen porque es fea y no porque sea buena.
He conocido mujeres y de eso nadie se asombre,
que por buscar un marido se perdieron a los hombres.
Parecido le pasó al tucumano Hugo Alberto
que por una sola mujer se perdió a todo el resto.
A la flecha del amor la dispara un inconsciente
de lo contrario no habría tanta desgraciada gente.
La flor seguía cantando en un Manhattan delirante como el sueño que es la vida.
Otro Kennedy llegaba, Jimmy Carter insistía, Frank Sinatra retornaba y John Lennon
se moría.
O se dejaba matar para darme la oportunidad que yo pueda pasar el frente de una vez
por todas.
Thank you, John, donde quiera que estés. En el infierno con Somoza o en el Paraíso
con Vinicius du Moraes.
Entre muchas maravillas que guardo en el corazón la principal es aquella que una noche
de Ecuador me libró de las cadenas cuando me dijo que sí, porque aprendí que entregarse
es comenzar a vivir.
Cuatro ojos me mataron el día que nos conocimos, los dos con que me miró y los dos de
su marido.
Estoy forzado a robar porque he llegado muy tarde, desde antes de nacer las cosas eran
de alguien.
Por ejemplo, "El Quijote" de Miguel Cervantes, "Hojas de Hierba" de Whitman,
"Tristán e Isolda" de Wagner. España era de Franco, el Guernica de Picasso, Sofía Loren de Ponti,
el oscar de Marlon Brando. La gloria era de Gardel, las vaquitas de Anchorena y si
quedaba algo más se lo llevó López Herrera.
Hasta la misma injusticia ya tenía propietario como la desesperanza es privilegio del tango.
Si me gusta una mujer está de novia o casada, si soy ladrón es por culpa de la propiedad
privada.