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LA VIRGEN DE MI ALCOBA
La vi partir llevándose mi vida,
Tras ella se fue todo lo que soy,
Y a mis pies negro abismo se abría
Porque al irse me quedé sin corazón.
Busqué el remedio en el bar de la esquina;
Pero al contrario, los humos del licor
Revivieron en mi alma las heridas
Y las crueles palabras de su adiós.
Pensé matarme para hallar el olvido,
Tomé el arma y a mis sienes apunté...
Pero al instante, a mi lado, algo divino
Me quitó el arma y la arrojó a mis pies.
Miré entonces la virgen de mi alcoba
Que parecía decirme: ten valor
Y al instante a mi puerta alguien llamaba...
Era mi amada que de nuevo volvió.