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Y cuando -al fin- no hay repertorio que resista
levantaré mi monumento a viejos golpes.
Escribiré con adjetivos imposibles
mi padecer en partituras algo torpes.
Son sismos de mi sentir,
son lecciones de vivir.
Golpes de bien, brusca respuesta, flecha que apuntó
y que clavó a su mismo tiempo.
Agradecer y hasta entender cada rasguño me
logra impeler a raudos vientos.
Golpes de bien, crudos cimientos.
Crudos cimientos.
Y cuando, al fin, no hay repertorio que resista
levanto un monumento a viejos golpes.
Escribiré con adjetivos imposibles
mi padecer en partituras algo torpes.
Son sismos de mi sentir,
son lecciones de vivir.