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En la colina de un sueño
descanza dulce un poema,
bien protegido, sin miedo,
con mi guardián de azucena.
La palabra que escondo en el monte
puede salir cuando quiera,
no me exige ni cuándo ni dónde:
yo le confío mis venas.
En la colina de un sueño
permanece mi ansiado rincón;
vive cercado de flores,
no le permito dolores.
Hoy me acerqué un gran momento a mi rincón,
no lo he barrido, un año o dos;
tiene un gran alto de papeles
que están algo amarillos
y cansados de esperar
poder volar.
Yo conozco un buen lugar
que me enseña a recordar
los gratos momentos
que pude vivir y sembrar;
debo continuar por fin
la carrera que emprendí,
y a veces iré a mi poema escondido
que guardo para ti /bis
que guardo siempre para ti.
En la colina de un sueño
descanza dulce un poema,
bien protegido, sin miedo,
con mi guardián de azucena.
Pues yo conozco un buen lugar
que me enseña a recordar
los gratos momentos
que pude vivir y sembrar;
debo continuar por fin
la carrera que emprendí,
y a veces iré a mi poema escondido
que guardo para ti /bis
que guardo siempre para ti.