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El sueño me invade,
el drama termina;
el día culmina
por si alguien no sabe.
Palabras tan suaves
me dan su propina
como una rutina,
solo algo que sale.
La noche tan tibia me invita de cerca
a dormir la siesta, también la experiencia.
Todo con su ciencia, todo se concilia
usando la insignia de la gran paciencia.
Todo con su ciencia
me hace ser muy torpe,
porque bien de golpe
muestro mi dolencia.
No quiero cadencia,
no quiero uniforme.
Quiero un buen informe
más que una vivencia.
El sueño me toma y casi rendido
me arroja vencido a mi estado de coma;
subiré a la loma de un sueño sentido,
y habré al fin nacido pero ya no en broma.