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Dicen que don Avariento quiere más y más:
nada le deja conforme y lleno al contumaz.
Su saco casi revienta , ya se apolilló
y calculadora en mano ve cuanto ganó.
Me apena don Avariento, solo se quedó
y por correr tras el viento su alma se entumió.
La codiciada factura que logró engrosar
se le ha quemado de golpe y no hay un regresar.
Don Avariento sonríe a la prensa,
pero su boca rechina, se quiebra de tensa.
No acude al doctor
porque ese dineral pudiera duplicar,
hay qué pavor.
Hay qué pavor...
le da perder esa cuenta bancaria
y la codicia ha encontrado terreno
para otro mortal.
Dicen que don Avariento quiere más y más:
nada le deja conforme y lleno al contumaz.
Su saco casi revienta , ya se apolilló
y calculadora en mano ve cuanto ganó.
Me apena don Avariento, solo se quedó
y por correr tras el viento su alma se entumió.
La codiciada factura que logró engrosar
se le ha quemado de golpe y no hay. un regresar.