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Qué fácil es hacerte
Señor de los cielos,
las montañas y el profundo mar,
de las criaturas
y de toda esta Tierra,
pero qué difícil es hacerte
Señor de mí.
Señor de todos
mis días pasados,
Señor de los porvenir.
Señor, tú conoces
los deseos de mi corazón,
y es que tú seas
Señor de mí.
Tú conoces mi vida,
pues por ti fui creado,
tú conoces mi debilidad,
tú miras mi corazón
y tú sabes mi anhelo,
y es que tú seas
Señor de mí.
Señor de todos
mis días pasados,
oh, Señor de los porvenir.
Señor, tú conoces
los deseos de mi corazón,
y es que tú seas
Señor de mí,
y es que tú seas
Señor de mí.