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Mil cosas de ayer
que nunca olvidé,
y una edad para aprender.
Esté donde esté,
siempre volverán,
los momentos que guardé.
Como una postal
del primer amor,
y el mundo al revés
por un golpe de azar,
que puso aquel tren
que me trajo aquí.
Cada vez que el aire trae recuerdos,
cada vez que el sol quema en mi piel,
yo cierro los ojos y regreso al tiempo aquel.
Cada vez que cruzo aquellas calles,
donde tantas veces yo jugué,
le pregunto al corazón por tí
y el sueño aquel que no olvidé.
No he vuelto a sentir
el mismo placer,
de ser libre como un pez.
El beso inicial
de la ingenuidad,
un rincón en el edén.
Y el alma en mitad
de la oscuridad,
buscando el color
de una estrella fugaz,
que aún brilla por mí,
cuando soy feliz.
Cada vez que el aire trae recuerdos...
Mil recuerdos que contigo
nunca olvidaré...