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Que beban de mi mano los espíritus,
que corran esos soplos transoceánicos,
que vuelvan a la luz los inconclusos,
errantes, perdidos.
Si palpo asi la herida es por estático,
que surgen de tus ojos tan hipnoticos,
mientras las alas secas de los párpados,
se enfrían como postes frente al mar.
Que siembren un peaje al alienígena,
que sigan tropezando los biográficos,
que dejen de escribir esos bolígrafos,
sacrílegos y efímeros de atar.
Y no hay canto que te pueda rozar,
ni una gota de oceáno,
que nade o se ponga a volar
ante tu sombra.
Que sigan su camino los atávicos,
que caigan en su trampa los mefísticos,
que sigan extraviandose los días,
y vuelvan a inventar algun gurú,
pues cuando la distancia quede quieta,
y duerma esos kilometros vedados,
y venga a darme vueltas como buitre,
rondando aqui la suerte entre tú y yo.
Y no hay canto que pueda encontrar,
no una gota de océano,
que nade o se ponga a bailar
ante tu brisa.
Y no hay día en que pueda olvidar,
en cada calle que giro,
te encuentro y te vuelvo a encontrar,
en cada despedida...
te encuentro amor.