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Se está apagando mi luz interior,
se oscureció Buenos Aires,
por seis mil vueltas no tengo el control,
se me envenena la sangre.
Quiero encontrar el camino hacia vos,
se me perdieron las llaves,
vengo bajando sin dirección,
y es más difícil que antes.
Siempre hasta mí llega el ángel,
siempre hasta mí llega el ángel,
siempre hasta mí llega el ángel
del mal.
Miro el espejo retrovisor,
se me aparece una imagen,
doblo a la izquierda: la Catedral,
me olvido de persignarme.
Mis ojos rojos no pueden mentir,
ya casi están por llevarme.
Sólo un amigo me salvará,
tratando de exorcizarme.
Porque siempre hasta mí llega el ángel,
siempre hasta mí llega el ángel,
siempre hasta mí llega el ángel
del mal.
Llega el ángel,
llega el ángel del mal.
Llega el ángel,
llega el ángel del mal.
Llega el ángel,
llega el ángel del mal.
Llega el ángel,
llega el ángel del mal.