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Fluyes como el mar
el frío recorre mi espalda
si me rozas sin avisar.
Tus labios son como la sal
que curan heridas
y escuecen porque solo dicen la verdad.
Aprendiendo a volar
sin alas por esta cuidad.
Me compensa esperar
semanas llenas de ojalás.
Ven sáciame la piel
con casualidades.
Ese punto justo entre querer y no poder,
quererte sin querer,
tu olor en mi almohada,
no existen creos ni supongos que valgan.