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Margarita y Juan de Dios
arribarón a Tijuana,
y pisarón San Isidro
a las dos de la mañana,
como no tenían papeles
se pasarón a la brava.
El coyote los llevaba
su destino era Chicago,
al mirar a Margarita
de pasión quedo flechado,
una flor tan exquisita
como nunca había encontrado.
Al momento imaginó
abusar de la muchacha,
no sabía que a Jan de Dios
el peligro no lo espanta,
un gallito de los finos
del merito tierra Blanca.
El coyote les decía
ya lo tengo decidido,
tu mujer a mi me gusta
hoy se quedará conmigo,
si no quieren que los maté
hagan todo lo que digo.
Juan de Dios sin contestar
se lanzó contra el pollero,
y logrando desarmarlo
le gritaba muy sincero
solamente vivirás
mientras que hacés tu agujero.
Y lo puso a hacer su tumba
pegadito a San Clemente,
y después que termino
le pegó un tiro en la frente,
y de ahí se devolvieron
a la tierra Jaliscense.
El coyote se murió
por andar de enamorado,
siendo la mujer ajena
siempre hay que tener cuidado,
el coyote se topó
con un león bien rasurado.