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Donde está la tristeza
siempre hay un poco de felicidad (2)
y donde está la felicidad
siempre hay algo de tristeza.
Es que seguro se han de amar
la alegría y la tristeza.
Sus diferencias las hacen amarse.
No habría alegría sin tristeza.
Después de cien años de lluvia,
una mañana vio salir el sol.
Creció la esperanza
y luego se secó,
pues debe haber cien años de sol
donde hubo cien años de lluvia.
Debe haber cien años de calor
donde hubo cien años de frío
y aunque hiciera calor
haría un aire de tristeza.
Y en esa dulce tristeza vivo yo.
Esos circulitos que dan vueltas.
Todo lo que vemos ya pasó.
Todo siempre sigue dando vueltas.
Donde está el infinito,
nunca va a haber nada que ver (2)
porque donde está el infinito
no habrá nunca, nunca, nada.
Parece difícil de entender,
pero si se lo explicara tal vez
podría enloquecer o tal vez
se le antojara mirar este atardecer.
El maestro ante su cara
y toda la belleza que soñó,
esos circulitos que dan vueltas.
Todo lo que vemos ya pasó
y todo siempre sigue dando vueltas.
Toda la belleza que soñó,
esos circulitos que dan vueltas.