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Tú, niña del pañuelo
blanco que me gusta tanto,
que tanto me gusta,
como bajo un árbol echarme descalzo.
Yo soy un pobre diablo,
pobre, con poncho y sin rancho,
sólo puedo darte
toda mi pobreza y un discurso de ángel.
Tú, sentada leyendo,
leyendo del viento,
una flor que muere contra monumentos.
Yo, como el cielo abierto,
canto lo que cuento
con mi amigo perro de vestidos blancos.
Tú, que me quieres tanto,
cuando salimos del cuerpo
todo se ilumina
y un pequeño cuarto del amor respira.
Yo, que te quiero tanto,
canto, sonrío y aguanto,
contra las paredes,
las ciudades y astros mirando los barcos.
Tú, sentada leyendo,
leyendo del viento,
una flor alzada sobre el pavimento.
Yo, como el cielo abierto,
canto lo que cuento
con mi amigo perro de vestidos blancos,
como tu pañuelo,
tu pañuelo blanco,
que me gusta tanto,
tu pañuelo blanco.