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si Dios pudiera contestar, que hacía él en ese lugar
diría que lo colocó, para enseñarme a pensar
que injusto todo mi señor, él no tenía que pagar
el precio de la humillación y así entrar en esta canción
en su mirada hay un enojo que ya no quiere brillar más
y se retuerce a su antojo y las paredes cederán
la lluvia hace que su espalda se encorve hasta llegar
a un charco lleno de cristales que su cara cortarán.
mientras me alejo de su voz, prometiendo no volver más
combardemente y sin pensar, que dejo atrás la realidad
no podré nunca remediar, tanto dolor en la ciudad
pero si puedo arropar su pecho helado de maldad
en su mirada hay un enojo que ya no quiere brillar mas
y se retuerce a su antojo y las paredes cederán
la lluvia hace que su espalda se encorve hasta llegar
a un charco lleno de cristales que su cara cortarán.