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Domingo 32 de otoño, El Viaje
Será cuestión entonces de tener el alma liviana y limpia
Pronto nuestros puntapiés de niños traicionados
Nuestras mejores ropas y nuestras peores blasfemias
Enterados a nuestros huesos y a nuestras nostalgias
Alguna ventana abierta y estas ganas tremendas de estar bien
Pero bien vivo, para la hora en la que nos toque comenzar el viaje