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Un señero eran dos
al final de aquel orden
donde se inició el favor
firme promesa sin error.
La alegría en sus anillos
la bromas con risas falsas
competían por cautivar
lágrimas desesperadas.
El consuelo a la dilección
que no existía en miradas extrañas,
pero esas divas pasaban
y, sin querer conseguirlo,
unían más sus almas.
Un tropiezo en jornadas
Él creció y repetía,
él pensó que no fallaría,
la prueba cegó su futuro
la evidencia negó su duda.
Mientras pasaron los días,
nuevos amigos luchaban
no hablaban pero sabían
que no era suya aquella carne
alguien tenia y no soltaba
(a quien escapar no quería).
Pero creció la distancia
y con ella el corazón,
no sentían los mismos signos,
por un modelo o dos.
Se veían y sentían
que algo se perdía,
preferían pensar en la mentira
(creer algo que no existía)
tener algo que se diluía
en aquellas manos de acero
(que calor ya no daban).
Definitivo fue el color,
dio frases que no entendía
hechos evidentes...
Bohemio y rápido
fueron dos en uno
cuerpos de fuego que cada día
separan vías de gritos
mentirosos pero, es la vida.