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Estaban solos, nadie podía imprimir
en sus miradas el miedo de vivir.
Estaban solos, nadie esperaba
que lo pudieran conseguir.
Estaban solos, nadie podía imprimir
en sus miradas el miedo de vivir.
Estaban solos, nadie esperaba
que lo pudieran conseguir.
Dejaron lejos los frenos y el temor,
de los fracasos de su historia anterior
y desterraron de su imaginación
las amenazas... y la llama creció.
Con entusiasmo y llenos de ilusión
rompieron filas, se armaron de valor.
Juntaron brazos, cabeza y corazón
y destruyeron sus jaulas de algodón.